Wednesday 21 November 2007

El amor + un sí, quiero (IV)

Definitivamente somos pareja. La verdad es que había imaginado muchas veces ese momento, pero nunca pensé que podría ocurrir de forma tan dadivosa y, al tiempo, hollywoodiense. No pasaremos juntos más tiempo que antes, pues ya pasábamos juntos todo el tiempo posible. Si acaso, alguna noche más...

─ ¿A qué hora empezará la cena?
─ A las diez, pero tenemos que ir por la tarde para prepararlo todo.
─ Había quedado con Mateo para intercambiar unos apuntes, pero supongo que podemos quedar otro día.
─ Si no puedes... da igual, ven sólo a la cena.

Igual que siempre, no fue lo que dijo, sino cómo, con su voz mimosa y convincente. No se le puede decir que no. Habrá diecinueve personas en la cena; así que será, como suele decirse, nuestra presentación en sociedad. Espero que la sobremesa no se alargue mucho y no comparezca el inconfundible pariente que la toma con el nuevo, damnificado por el presunto gato merienda-lenguas. Como la morena de la cinta coreana.

Por otra parte, a nuestros amigos no les ha sorprendido la noticia, al parecer las cosas que pasaban entre nosotros se veían mejor desde fuera, o al menos más objetivamente. Anoche lo celebramos con ellos, pero pareció más bien una despedida perentoria que cualquier otra cosa.

─ ¿Te gusta el traje?
─ Claro que me gusta, estás exquisito.
─ Lo que estoy es un poco nervioso.
─ No deberías.

Soy, en general, un personaje calmoso y sosegado; pero Claudia, y lo que la concierne a ella, trastorna íntegramente mi orden y concierto.

La cena fue bien. Como presumía, el inconfundible familiar y el gato merienda-lenguas no se manifestaron. Todos fueron muy cordiales y se ocuparon, como debían, más de la señora de la casa que de nosotros.