Thursday 22 November 2007

El amor + un sí, quiero (y V)

─ ¿Se lo diremos a doña Rosa?
─ Qué ingenuo. Seguro que a estas horas ya tiene conocimiento contrastado del tema.
─ Ya, pero le hará ilusión que se lo digamos nosotros. Quizá nos invite al café.
─ En eso estaba yo pensando.

Dos estudiantes no pueden plantearse la posibilidad de vivir juntos. No salen las cuentas, por muchas matemáticas que estudies. Así, cada uno vive felizmente en su casa con papá y mamá. Ahora estudiamos cada día en la biblioteca de la facultad. A pesar de que el bibliotecario es un tanto taimado, no nos llama la atención cuando hablamos más de la cuenta o reímos inoportunamente.

─ Anoche soñé que nos casábamos.
─ Chico, no tienes remedio.
─ ¿Es que no te haría ilusión?
─ ¿Te falta algo, corazón? Pues entonces.

Soy, palmariamente, más romántico que ella. En realidad no había soñado nada parecido, pero a veces es un buen recurso para resolver con astucia ciertas dudas y sospechas. No caí de ningún guindo, pero ella tampoco, aureolada de notable perspicacia mujeril.

─ Oye, Claudia, ¿crees en Dios?
─ No sé, ya sabes, es una de esas cosas...
─ Supongo que sí... ¿Te apetece ir al cine?
─ Claro, hay una película...

Amo esta rutina casi tanto como a ella. Espero que cuando le pida seria y formalmente que se case conmigo, responda, como aquélla vez, con un «sí, quiero».