Me gusta cuando callas
porque tienes derecho a guardar silencio.
Tu silencio es de estrella, tan lejano
que será usado en tu contra en un tribunal de justicia.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo,
como queriendo hablar con un abogado.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan
y te será asignado uno a costas del Estado.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.