Sunday, 18 November 2007

El amor + un sí, quiero (II)

─ Buenas noches, ¿cómo llevas el examen, amada Claudia?
─ Debemos dejar de faltar a esa clase.
─ Entonces, ¿cómo saldrá adelante doña Rosa?
─ No trates de torearme, voy a suspender.

Casi todos los días dice aquello de ir a clase, pero finalmente es ella la que deserta. Por alguna razón desconocida para mí, no soporta al profesor. Prefiere escuchar a doña Rosa criticando a sus clientes de toda la vida. Luego imaginamos lo que dirá sobre nosotros y alguna vez se lo hemos preguntado, pero se hace la loca.

─ Claudia, ¿quién es esa morena que nunca habla?
─ Por Dios, Carlos, es la protagonista. No sé para qué vienes al cine.
─ ¿No quieres que venga?
─ Solo digo que no sé para qué vienes al cine.

Al margen de sus palabras, lo sabe muy bien. Normalmente no vamos a películas comerciales, solo excepcionalmente cuando se versiona alguna obra maestra como La Guerra de los Mundos o King Kong. Hacemos otra excepción de ciento a viento, cuando vienen nuestros amigos. La mayoría no soportan esas lentas películas en las que, en general, no hay tiros de ninguna clase.

─ ¿Te ha gustado la película?
─ Es maravillosa.
─ Yo no he entendido el...
─ Pero si estabas en tu mundo, como de costumbre, ¿cómo te vas a enterar?

Estos días está más irascible que de costumbre. Le pasa a menudo, cuando advierte que nuestra relación se reduce a una seca rutina sin verdadero sentido. En estos casos, le propongo algo nuevo.

─ ¿Te apetece pasar el fin de semana de excursión?
─ Me encantaría, pero tengo cena familiar el sábado. Celebramos el cumpleaños de mi madre.
─ Vaya, es una pena. Pero ya iremos otro día.
─ Lo que puedes hacer es venir a la cena, mamá comentó que le haría ilusión verte allí.