Nos bebemos tan aprisa
la lluvia de la primavera
que nos sabe a la del próximo invierno
lejano.
La que beberemos juntos
el uno del otro cuando nos deshelemos
el uno al otro.
Trazamos siluetas tan ligeramente
que firmamos nuestras obras
antes de comprar el lienzo.
Como si importase el lienzo
cuando te re recorro.
Como si algo pudiera siquiera
empezar a importar entonces.
Tomamos la autopista
que nos brinda el tiempo
sin pagar ningún peaje
porque el tiempo es nuestro.
Ahorrado en negro bajo el colchón,
sobra para vivir dos vidas...
pero nunca más de seis,
rubia.