Versión de Amor siamés (II).
Se miran al tiempo que el cielo amenaza
con rayos y truenos la triste mudanza.
El viento acaricia la faz de la amada
y seca con mimo sus lágrimas claras.
Sus ojos coinciden por última vez,
no existe remedio: no hay nada que hacer.
Enciende la tele, está embelesada,
sin Él a su lado no está bien sentada.
No sabe vivir. Ha empezado la espera
de un héroe sin nombre que odió su bandera.
(verano 2006)
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