Al poeta de flores floreadas
dispuesto bajo soles soleados
con pipas de tabaco atabacado
y pastillas de menta mentolada.
Fiel observador de culos culares
oculto en sombras de lunas luneras,
bebedor de cervezas cerveceras,
merecedor de tus altos altares:
abandona las flores y su aroma,
trabaja y escribe alcoholizado;
que rimar arduo mata, es axioma.
Crear sin ritmo nunca fue pecado,
por si acaso lo repito en tu idioma:
prende el metro aureolado de brocados.