Archángelo.─ Vaillant, tú y yo, ¿somos la misma persona?
Vaillant.─ Sin duda, uno, como el Ser de Parménides.
A.─ ¿Por qué tenemos entonces nombres distintos?
V.─ Estás muy perdido, mi querido amigo. Archángelo es el nombre de nuestro conjunto; Vaillant su apellido.
A.─ ¿Tu nombre es un apellido?
V.─ No pienso repetirlo.
A.─ Interesante.
V.─ Sí...
A.─ Así que se desdobla... para...
V.─ Somos su pensamiento. Pero no se desdobla exactamente, no somos independientes.
A.─ No somos libres.
V.─ No el uno del otro, pero gracias a nosotros Archángelo Vaillant sí lo es.
A.─ Somos la libertad.
V.─ Touché.
A.─ Entremos en materia.
V.─ Eso.
A.─ ¿Por qué transcribimos nuestros pensamientos?
V.─ ¿Por qué no?
A.─ ¿Qué esperamos?
V.─ No lo sé exactamente. Tiene que ver con la lógica humana... y con la social.
A.─ ¿Acaso no son la misma lógica?
V.─ Mmmh... no.
A.─ Ya está el listo.
V.─ Hijo de puta.
A.─ :-0.
V.─ Ya vale.
A.─ ¿Sobre qué vamos a hablar?
V.─ Como vaya saliendo.
A.─ ¿Sin más?
V.─ O no.