Cuando no estás a mi lado,
me gusta imaginarte humana:
imaginarme que yerras de cuando en cuando,
que tropiezas en la calle,
que olvidas dónde dejaste las llaves, como yo siempre.
Incluso que alguna vez te manchas la ropa al comer.
Cuando no estás a mi lado,
disculpo mis defectos,
pues te los invento a ti,
qué locura;
e imagino que te merezco,
porque entonces somos casi iguales.
Cuando no estás a mi lado,
me gusta imaginarte humana,
porque cuando estás cerca,
cuando tu presencia es inminente...
ni describirte puedo.
Es la angustia y el consuelo del no verte.